Por eso, el partido fue una verdadera final para el equipo que conduce Sergio Pugliese. Con un marco bárbaro en las tribunas y mucha ansiedad dentro y fuera de la cancha, Ramos y Echagüe presentaron un duelo tan intenso como parejo.
El conjunto visitante dominó en el comienzo las acciones con un incisivo Gianluca Pellegrino y el aporte en el poste bajo de Nahuel Sunchesky. Ramos no encontraba oportunidades cerca del cesto por lo que debió acudir en gran medida al lanzamiento de tres puntos de Matías Cuello y Román Burgos.
Pedro Echagüe tomó distancia en la primera mitad (29-24) y Ramos debió correr desde atrás en gran parte del complemento. Con mucho amor propio, el local empezó a cercar los ataques rivales y pudo pasar al frente en el último cuarto, con un gran trabajo de los hermanos Matías y Martín Cuello. Entre los dos convirtieron 31 puntos y se asociaron muy bien en ofensiva.
En los minutos culminantes, el partido debió cerrarse desde la línea de libres y Ramos no falló por esa vía. Martín Cuello y Luciano Massarelli anotaron los últimos cuatro lanzamientos y cerraron el partido, mientras que en Echagüe ni Pellegrino ni Sunchesky estuvieron finos en los instantes decisivos.
El resultado final de 62-58 refleja lo que fue el desarrollo del partido. Pudo ser para cualquiera, pero Ramos lo cerró mejor. La historia seguirá con estos dos grandes equipos el 12 y 14 de noviembre en las semifinales de la Liga Nacional de Clubes.
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